Uribe, quien se desempeña como mecánico y cocinero en Filadelfia, se mantiene ocupado en el campo de juego entrenando a Los Lobos en el parque Capitolo. Ese parque que ha sido un ancla en el vecindario, en ese neighborhood que ha sido el hogar de muchos inmigrantes como él. Y es que Capitolo está al final del Mercado Italiano llamado así por los inmigrantes italianos que vivían en el segundo piso de sus tiendas. Ahora, en el Mercado Italiano habita el Mercado Mexicano, el Camboyano y el Vietnamita.
Cuando Uribe llegó al sur de Filadelfia en 2000, los mexicanos comenzaban a mudarse a la ciudad. Para ese entonces la mayoría de los que vivían allí eran puertorriqueños y la mitad de los vecinos de Uribe eran blancos estadounidenses. En 2018, los mexicanos ya eran el grupo latino dominante. A su vez, más blancos y asiáticos se estaban mudando, mientras que la población afroamericana se mantuvo en el diez por ciento.
Para Los Lobos, la raza no importa. Afroamericanos, blancos, asiáticos y latinos, todos juegan fútbol. “Nosotros tenemos de todas las nacionalidades. Tenemos chinos, tenemos morenos (afroamericanos), tenemos centroamericanos, americanos, tenemos de todo, todo”.
Uribe, padre de cuatro hijos, aprecia cómo el fútbol mantiene a los niños activos. “Te puedo decir que, en las familias, el rol que juega el fútbol es que los niños no están apegados a la televisión, al teléfono o a los equipos electrónicos”, dice. “Yo en estos 10 años que llevo en el fútbol he visto a muchas familias hacerse amigas acá. Hacer nuevas amistades”.