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Esta historia es parte de la The 47: Historias along a bus route, una colaboración con WHYY’s PlanPhilly, Emma Restrepo y Jane M. Von Bergen.
Este artículo está escrito en español. Para leer este artículo en una combinación de inglés y español, haga clic o toque aquí or to read this article entirely in English, click or tap here.
El doctor Wallace Llera llegó a Filadelfia en 1977, cuando tenía 26 años, para hacer su residencia en Hahnemann. Nacido en Cidra, un pequeño pueblo en las montañas de Puerto Rico, ingresó a la única facultad de medicina que existía en ese momento en la Isla, gracias a las becas otorgadas a los buenos estudiantes de bajos ingresos. Hahnemann fue su primera elección para una residencia y fue aceptado.
“Recuerdo que vine el 30 de junio con mi maletita para encontrarme con la Dra. Norma Rivera, que también era puertorriqueña, que también estudió en Hahnemann y que hizo una rotación externa en esta clínica. “Y así empezó mi nueva vida”, recordó.
Esa clínica era Spring Garden Health Center y estaba ubicada en el 1711 de Green Street.
“Sabía que había puertorriqueños aquí [Filadelfia], pero nunca imaginé que hubiera tanta gente mudándose de Puerto Rico en busca de una vida mejor”, recordó.
El Dr. Llera se centró en la práctica familiar, un área en crecimiento en ese momento con su enfoque combinado e innovador en pediatría, ginecología, obstetricia y medicina interna. “Fue una residencia para prepararnos para ser súper médicos”, dijo Llera. “Hice de todo; di a luz bebés, hice cirugías, también tuve formación en psicología, pediatría y dermatología. ¡Todo!”.
Entre sus pacientes en su mayoría latinos en el vecindario de Fairhill, el Dr. Llera es famoso por muchas razones, una de ellas por su constante sentido del humor. Él recuerda con una sonrisa que antes de que cerraran Hahnemann, “hace unos 8 años, abrieron un plan de estudios para residentes y estudiantes de medicina para que los médicos pudieran aprender a hacer bromas a los pacientes. Yo iba a postular como maestro”.
Llera se enorgullece de sus conexiones con la comunidad a la que sirve. No es para menos, él también fue una vez un recién llegado de la isla y conoce las dificultades económicas, un punto importante de conexión con un vecindario clasificado durante mucho tiempo como el más pobre de la ciudad debido a los bajos ingresos en el sector de servicios donde trabajan muchos de los residentes del área.
“Creo que todos somos iguales y trato a mis pacientes como si fueran familia. A veces no me llaman doctor, me llaman ‘Llera’. Y eso me encanta. Cuando un paciente viene a ver a un médico, no viene a verte porque eres lindo o porque eres guapo. Vienen a verte porque tienen un problema”.
Opina que hay muchos médicos que no tienen una conexión lingüística o cultural con la comunidad a la que sirven y eso puede ser un problema. “Cuando vives en un pueblo pequeño, todo el mundo conoce a todo el mundo y todo el mundo se aprecia, así que eso era diferente cuando vine aquí. Los estadounidenses son un poco más privados”.
Después de 40 años ejerciendo, los hijos y nietos de sus pacientes también se han convertido en sus pacientes, haciendo de la clínica Maria de los Santos un lugar de reunión de toda la familia. Llera nos habla de las luchas de esta parte de la comunidad latina. Para los migrantes y los envejecientes puertorriqueños, el idioma es un problema y, en consecuencia, la movilidad también. Y es con esos pacientes con los que bromea diciéndoles: “¿Sabías que hay un mundo más allá de la Av. Lehigh?”.
En Maria de los Santos, el 97% de las 127 personas del centro, es bilingüe y bicultural. Y el 70% de los médicos son latinos como Llera.
Abiertamente dice que muchos amigos y familiares de sus pacientes piden verlo porque los médicos que no son latinos “a decir verdad, no les importa mucho la salud, lo que les importa es ganar dinero”. Quienes conocen al Dr. Llera saben que es común verlo en los funerales de sus pacientes.
En 1984 esta clínica de Hahnemann se convirtió en Maria de los Santos y se trasladaron a la calle 5 con Av. Allegheny, y en 2005 se trasladaron a unas nuevas instalaciones en la misma avenida, dos cuadras al este de la parada de la ruta del autobús 47 de SEPTA.
El Dr. Llera nos recuerda que “la mayoría de los latinos que vienen aquí no vienen a aprovecharse del sistema. Los latinos vienen porque buscan una vida mejor que la que tenían antes, especialmente en los países latinoamericanos y también en Puerto Rico. Cuando ocurrió [el huracán] Maria, eso fue un desastre, hubo muchas personas que tuvieron que mudarse aquí [Filadelfia] porque no había médicos en la isla.
Él piensa que el otro problema es que los inmigrantes, que son una población en crecimiento, no tienen seguro médico. Es por eso por lo que en el mundo alrededor de Lehigh y Allegheny, la clínica es un ancla de larga data para aquellos que no tienen acceso a un seguro u otras opciones de atención médica.
Según la Oficina de Seguros de Salud para Áreas Pequeñas de la Oficina del Censo de los EE. UU. (SAHIE), los latinos todavía tienen casi 3 veces más probabilidades de no tener seguro que los blancos no hispanos.
“Cuando no tienen seguro médico, van a la Sala de Emergencias por algo que podría tratarse en un consultorio médico, pero en urgencias no pueden negarle el servicio. Ese hospital no le va a cobrar al gobierno $30 dólares, ese hospital le va a cobrar $5,000 o $20,000 dólares por esa visita. Para los puertorriqueños, como somos ciudadanos estadounidenses, nos es más fácil conseguir un seguro médico, pero sigue siendo un problema”, dijo. “Pero aquí [el sistema] son miopes y todavía hay mucho racismo”.
En 2019, la clínica trató a 21,614 pacientes. Maria de los Santos brinda atención médica a todos los habitantes de Filadelfia, independientemente de su estatus migratorio. “No pedimos un número de seguro social, francamente, no es asunto nuestro”, dijo Brenda Robles, vicepresidente senior y directora administrativa y de cumplimiento.
Según el Dr. Llera, los cuatro problemas que más afectan a la comunidad latina son la diabetes, la hipertensión arterial, los problemas cardíacos, el asma y la artritis. El mayor cambio que ha visto en temas de salud en la comunidad latina en sus 40 años de práctica es el alto aumento de diabetes. Él culpa a la dieta estadounidense y el escaso acceso a opciones asequibles de alimentos frescos.
A este centro le han seguido otros como Esperanza Health Care y Congreso, pero Maria de los Santos sigue siendo popular por la atención de su equipo administrativo, la profesionalidad de sus médicos, las instalaciones llenas de color y en buen estado y el cariño con el que asisten a la comunidad. “Llevo años con mi médico y él habla mi idioma. No lo cambio por nadie. A veces tengo que esperar mucho, pero vale la pena”, dijo Ramonita haciendo fila para entrar a Maria de los Santos.
Maria de los Santos fue uno de los centros que más rápido se preparó para atender vía telemedicina en tiempos del COVID-19. Al momento de esta entrevista, ya habían preparado su centro de vacunación, que abre en marzo.
Hahnemann ya no existe, pero Maria de los Santos permanece con la misma misión. “Seguimos a la comunidad latina. Vamos a donde ellos van”, dijo Robles.
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